No seas tímido
Por la mañana, bien temprano, empezamos moliendo nuestra selección de maltas de la mejor cebada cervecera.
Para obtener nuestro mosto cervecero mezclamos las maltas molidas con el agua limpísima de Extremadura. Con un exhaustivo control de la temperatura durante todo el proceso logramos un rendimiento óptimo para obtener la mayor cantidad de azúcares fermentables posible. Separamos el mosto del bagazo y ya tenemos nuestro preciado líquido dorado y fermentable. El bagazo se destina a alimentar el ganado, concretamente ovejas merinas de la zona, de explotaciones de extensivo destinadas a la producción de leche para quesos. Deliciosos. Como casi todo por aquí.
Elevamos nuestro mosto a temperatura de cocción y añadimos progresivamente nuestra selección de lúpulos para obtener los sabores, aromas y el amargor deseados. Una vez terminado el tiempo de cocción centrifugamos el mosto para clarificarlo y eliminar residuos.
Enfriamos el mosto para dejarlo a la temperatura que le gusta a nuestra levadura de fermentación baja.
El mosto pasa a los tanques de fermentación, donde inoculamos la levadura para que empiece a trabajar, transformando los azúcares fermentables en alcohol y CO2. Para mejorar el proceso y el resultado, durante todo el periodo de fermentación variamos la temperatura, con lo que logramos optimizar el trabajo de la levadura en todo momento. También aprovechamos y le añadimos un poco más de lúpulo para potenciar aún más los aromas y matices finales de nuestra cerveza.
Una vez terminada la fermentación empieza el periodo de maduración a baja temperatura durante cinco semanas. Si eres impaciente se hace largo, pero el resultado merece la pena. Se elimina la levadura inactiva y se cierran los tanques para que la cerveza se carbonate de forma natural. Sin azúcares ni CO2 añadido artificialmente.
Embotellamos nuestra cerveza en su momento óptimo de maduración. Está lista para disfrutarla. Cerveza natural y fresca de Extremadura.